¿Y LOS QUE NO CREEN? ¿Irán al infierno?

Mucha gente sensata ha tenido dificultad entendiendo la doctrina cristiana del cielo y el infierno, al considerar el destino de millones y millones de personas que nunca tuvieron la oportunidad de escuchar de Jesucrito.

La pregunta se cierne sobre la mente de muchos cristianos. Por increíble que parezca, la doctrina cristiana, tanto de protestantes como de católicos, presenta a Dios como si fuese un monstruo vengativo:[ 1 ] «Los hombres nacen totalmente depravados, merecedores de condenación eterna, independientemente de cómo vivan sus vidas, o de si han oído hablar de Jesucristo.»

Esta representación de la justicia de Dios es absurda y falsa. Aunque es cierto que nadie puede librarse de la muerte por sí mismo, mucho menos hacer logros para ir al cielo; queremos aclarar, que no es verdad que un hombre esté condenado a la muerte eterna, sin importar cómo haya vivido su vida, y sólo porque nunca le bautizaron en nombre de Jesús.

¿Cuál es la verdad acerca del destino eterno del hombre?

Primero que nada, es cierto que cuando Adán y Eva desobedecieron el mandato de Dios en el huerto del Edén al comer del fruto prohibido, incurrieron la sentencia de muerte:

Y mandó YHWH Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.(Genesis 2:16 y 17)

Su muerte física no ocurrió inmediatamente, pero su muerte espiritual sí, y su condición caída se perpetuó hacia su descendencia, así como está escrito: «por cuanto todos pecaron y han caído cortos de la gloria de Dios». [ 2 ] Por lo tanto como también dice: «la paga del pecado es la muerte»,[ 3 ] entonces «como está decretado que los hombres mueran una vez, y después de esto, el juicio» [ 4 ]

Hasta aquí es claro para la mayoría de cristianos, pero, ¿qué pasa después del juicio? Esta parte es lo que se malinterpresta universalmente. Hay que recordar que la bíblia dice: «como está decretado que los hombres mueran una vez...», no dice dos veces. Aunque haya una segunda muerte:

Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. (Apocalipsis 21:8)

Este pasaje identifica a gente con cierto carácter cuyo destino será una muerte eterna (segunda, después de la primera), en el lago de fuego. Pero como algunos dirán, ¿Y los que no poseen tal carácter tan malvado? Bueno, por eso debe haber un jucio:

Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron a los muertos que estaban en ellos; y fueron juzgados, cada uno según sus obras. Y la Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego. Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego. (Apocalipsis 20:11-15)

Aun así algunos dicen que este juicio es mera formalidad; no un juicio sino condenación. Dirían que el nombre de ninguno de ellos fue encontrado inscrito en el libro de la vida porque no creyeron en Jesús,[ 5 ] por eso todos fueron lanzados al lago de fuego. Estos cristianos erran al no distinguir entre el «Libro de la vida» para las naciones y el «Libro de la vida del Cordero» para la nacion santa. Suponen así, que Dios resucita a estos hombres de la primera muerte para estar de pie ante Él y que Dios así pueda exaltarse ante la desgracia de ellos mientras a su vez pretende buscar sus nombres, a sabiendas de que no se encuentran escritos en el libro de la vida. Después de eso los arroja cruelmente al lago de fuego. ¿Te suena esto «muy convincente»? Dios no tiene este carácter.

Cuando Abraham, el padre de nuestra fé, apeló a Dios para que librara la vida de los pocos justos que había en Sodoma, conocía el carácter de Dios que muchos cristianos pasan por alto hoy en día:

 Lejos de ti hacer tal cosa: matar al justo con el impío, de modo que el justo y el impío sean tratados de la misma manera. ¡Lejos de ti! El Juez de toda la tierra, ¿no hará justicia? (Génesis 18:25)

Por supuesto que Abraham pensaba en su sobrino Lot, y Dios escuchó su petición y rescató a Lot y a sus hijas. A pesar de que Lot no se encontraba incluído en la alianza con Abraham, se dice que Lot era justo en 2 Pedro 2:7-8. Mientras que este pasaje no menciona el destino eterno de Lote, sino únicamente su salvación temporal de la destrucción que sobrevino sobre Sodoma, aun así habla del carácter de Dios que sua amigo, Abraham, bien entendía. (2 Cronicas 20:7; Isaías 41:8; Santiago 2:23; Apocalipsis 22:3-5; Génesis 3:16-19)

Nosotros nos ponemos del lado de Abraham, sabiendo que Dios va a juzgar jústamente a todas las personas de acuerdo a sus obras, y no ciégamente arrojarlos al lago de fuego. Aquellos que no merecen la segunda muerte se les concederá una segunda vida, y El mesías con su novia (los que han creído en Él de verdad) serán los que reinen sobre ellos justamente por toda la eterninad. (Apocalipsis 21:2-4,24-26; Isaías 9:7; Salmos 102:25-28)

Ahora, veámos este juicio un poco más de cerca:

Entonces YHWH Dios dijo: He aquí, el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal; cuidado ahora no vaya a extender su mano y tomar también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre. (Génesis 3:22)

Después de que Adán comió del arbol del conocimiento del bien y del mal, iba a tener que vivir de acuerdo a ese conocimiento, elijiendo el bien para no tener que hacer el mal. A pesar de que el hombre caído no es capaz de hacerlo perfectamente, Dios aun así lo hace responsable de ejercitar su libre albedrío para vencer la tentación a hacer el mal, como se lo dijo a Caín:

 Si haces el bien, ¿no serás aceptado? Y si no haces el bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes enseñorearte de él. (Genesis 4:7)

Como vemos en la historia, Caín no se enseñoreo del pecado, pero no todos son como Caín. No todos son asesinos. No todos son inmolares. Muchos luchan por hacer el bien que conocen en sus conciencias, y se entristecen cunado fallan, haciéndo todo lo posible por enmendar lo que hacen mal. Estas personas cuentan con una rectitud propia, una fe o persuación natural de que Dios es bueno y va a juzgar al hombre justamente. Ellos valoran la vida. Reconocen la imágen del Creador en lo creado. Ellos trabajan duro y son leales en sus matrimonios.(Génesis 3:16-19, 9:1-7)

Se esfuerzan por inculcar sus valores en sus hijos. Ellos soportan el sufrimiento sin amargarse. Intentan mantener una buena conciencia. Y Dios no desprecia sus esfuerzos.

Cierto, todos los hombres (y mujeres) pecan y se quedan cortos de la gloria de Dios, pero no todos caen al grado de quedar totalmente destituidos de su gloria. Gloria significa peso o valor. Adán, tenía gran valor antes de caer, pues fue creado a imágen de Dios. Cuando cayó, la imágen de Dios en él, se estropeó, pero no fue borrada. Esto se aclara cuando Dios habla del hombre, después de la caída de Adán, e incluso después del diluvio:

El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada,
porque a su imagen Dios hizo Él al hombre.
Vosotros, sed fecundos y multiplicaos; poblad en abundancia la tierra y multiplicaos en ella. (Génesis 9:6-7)

El hombre aun cuenta con la imágen de Dios, y tiene gran valor a los ojos de Dios, por eso requiere la pena capital para cualquiera que falle en respetar la imagen de Dios en su prójimo, al grado de cometer asesinato. Pero más allá de eso, Dios comisionó a Noé y a sus hijos después del diluvio, a fructificar y a multiplicarse abundantemente sobre la tierra. Si el hombre (como muchos cristianos creen) fuese sin valor y totalmente depravado, ¿Porqué querría el Creador, tan amoroso, llenar la tierra con tales criaturas?

Así que el hombre caído aun retiene la imagen de su Creador y retiene valor intrinseco [ 10 ] en la medida que viva de acuerdo al coonocimiento del bien y del mal, inherente[ 11 ] en su conciencia. A pesar de que tiene una inclinació innata a pecar, el hombre es capaz y responsable de hacer el bien que conoce en su conciencia y de cuidarse de los pecados que lo harían merecedor de la muerte segunda.[ 12 ]
Pero sin importar lo cuidadoso que un hombre viva por su conciencia, no lo hará perfectamente, pues es una criatura caída. Él pecará, y su pecado debe ser pagado, y es ley inviolable que la paga del pecado es la muerte. Las buenas obras de un ser humano no le pueden salvar de las consecuencias del pecado, la primera muerte.

Su rectitud natural no puede restaurar su relación con Dios, tampoco puede hacerlo digno de gobernar y reinar con Él. Todas sus buenas obras no son de más valor que un trapo de inmundicia13 para obtener la justicia de Dios, la cual unicamente puede ser otorgada a un hombre a través de la fe, la cual viene de esuchar la palabra de Cristo por parte de alguien enviado a predicar las buenas nuevas. 14

Por lo tanto cualquiera que muera sin Cristo, debe ir a la primera muerte para pagar por sus propios pecados, al no contar con un sacrificio por sus pecados. ¿Cómo puede entonces pagar por sus pecados? Todo depende de cuantoto valor o dignidad aun queda en él, cuanta integridad y coraje posee para enfrentar la verdad acerca de sí mismo. Porque en la muerte finalmente estará solo, él y su conciencia, forzado a enfrentar su pecado, sin lugar en donde esconderse y sin nada que distraiga su mente del conocimiento de su propia culpa. Toda obra malvada, todo pensamiento bajo, todo motivo egoísta será destapado y le torturará. Como un gusano hurgando por los huecos de su memoria, carcomiendo cada una de sus excusas, así será la senda de sus pensamientos al despertarle la conciencia completamente. El fuego insaciable de su auto-inquisición lo dejará llorando de remordimiento o crujiendo los dientes al resistir la verdad de símismo.15

Aquellos que se resistan a la verdad, justificando su culpabilidad hasta en la muerte, se probarán a sí mismos incapaces de pagar por sus pecados. En la muerte serán igual que en la vida, reteniendo sus caminos, con corazones endurecidos por el engaño del pecado. Una segunda muerte les aguarda, en donde crujirán sus dientes eternamente. Aquí yace un misterio. El Rey David escribió,

YHWH observa desde el cielo y ve a toda la humanidad; él contempla desde su trono a todos los habitantes de la tierra. Él es quien formó el corazón de todos, y quien conoce a fondo todas sus acciones. (Salmos 33:13-15)

El Creador del hombre forma, forja o moldea el corazón de cada hombre de acuerdo a lo que éste se entregue. Finalmente el corazón, como el barro, endurece y «retiene» su forma, así también el carácter de una persona permanecerá eternamente.16 Algunos se inclinan hacia el bien y otros hacia el mal. El primero, en la muerte, llorará de remordimiento, aceptando la responsabilidad completa por sus pecados en lugar de culpar a otros o a las circunstancias. Estos son los que pueden pagar por sus pecados. Cuando sean resucitados para enfrentar el juicio, habrán recibido su disciplina en la muerte completamente y hallarán misericordia y no condenación. Esta misericordia y conforte estarán en manos de la novia del Mesías, quien, de acuerdo al apóstol Pablo,17 juzgarán a las naciones por parte de Dios. Ellos enjugarán toda lágrima de aquellos que fueron juzgados y no merecen la segunda muerte:

Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo. Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado. (Apocalipsis 21:2-4)

El «tabernáculo» o «morada» de Dios es la novia, esposa del Mesías,18 quien morará con los hombres, la gente justa de las naciones que resucitaron. Así es como Dios mismo estará con ellos, a través de la esposa del Mesías.19 El hombre redimido, gobernará con el Mesías sobre el hombre restaurado,20 y la comisión original que fue dada a Adán le será restaurada, una vez que el pecado,, la muerte y el maligno mismo sean erradicados:21

 Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra. (Genesis 1:28)

Por increible que parezca, el rey David profetizó en el Salmo 8, (que ambos, los redimidos y los restaurados) gobernarían sobre todas las obras de las manos de Dios, incluyendo todas las galaxias y sus planetas. Por supuesto que al ya no haber muerte, el hombre restaurado rápidamente llenará la tierra y después colonizará el universo, bajo el gobierno de Dios, el cual no tendrá fin,22 es decir los redimidos23, que son la esposa del Mesías24.

Así que esperamos que seas capaz de ver que hay mucho más en el corazón de Dios hacia su creación más alta, la humanidad; mucho más que arrojar a millones y millones de personas al lago de fuego y azufre, por haber cometido el crimen de no haber nacido en el lugar y fecha ideales para escuchar el evangelio. Si te interesa leer más acerca del destino eterno del hombre, por favor continúa en nuestro sitio web y contáctanos. O aun mejor, solo ven a visitarnos en cualquiera de nuestros cafés o comunidades. ¡Nos encantaría conocerte y hablar contigo!

Videos

Estos videos han sido publicados como introducción a los diferentes temas que tratamos en este sitio. Eres libre de compartirlos y no lo olvides, el contenido de este sitio podría cambiar tu vida.